El altar de muertos es una tradición profundamente arraigada en la cultura mexicana, una bella manifestación de cariño y recuerdo hacia aquellos seres queridos que han partido al más allá.
Es un rincón especial que se crea en las casas durante el Día de Muertos, lleno de color, aroma y simbolismo.
Descubre en el siguiente artículo el profundo simbolismo y la rica historia detrás de cada elemento del altar de muertos en esta fascinante tradición mexicana.
El altar de muertos es una tradición mexicana que rinde tributo a los seres queridos que han fallecido. Tiene raíces prehispánicas y se ha fusionado con elementos católicos a lo largo de los siglos.
En la actualidad, el altar de muertos es una expresión de amor y respeto hacia los difuntos, una manera de mantener viva su memoria y de celebrar su vida.
El papel picado es una decoración tradicional en los altares de muertos. Este papel, cortado en delicados diseños, simboliza el viento y la fragilidad de la vida.
Los colores tienen significados específicos: el morado representa el luto y el cristianismo, el naranja y el amarillo representan el cempasúchil y el sol, mientras que el blanco simboliza la pureza y la esperanza.
Las velas son un elemento esencial en el altar de muertos. Se cree que su luz guía a las almas de los difuntos en su camino de regreso al mundo de los vivos.
La llama de las velas también simboliza la fe y la esperanza, iluminando el camino para que los seres queridos encuentren su ofrenda.
Las flores de cempasúchil, conocidas como la flor de los muertos, son una parte crucial del altar. Su color vibrante y su fuerte aroma se utilizan para guiar a los espíritus hacia el altar.
Los pétalos de cempasúchil se esparcen en el suelo formando caminos que indican la ruta hacia la ofrenda, asegurando que los difuntos no se pierdan en su viaje.
El pan de muerto es una ofrenda tradicional que simboliza el ciclo de la vida y la muerte.
Este pan dulce, adornado con formas que representan huesos y lágrimas, es una manera de compartir con los difuntos los alimentos que disfrutaban en vida.
Cada mordisco del pan de muerto es un acto de comunión con los seres queridos que ya no están.
Las fotografías y objetos personales colocados en el altar son una manera de honrar y recordar a los difuntos. Estos elementos evocan recuerdos y mantienen viva la memoria de los seres queridos.
Al incluir objetos que les pertenecieron o que les gustaban, se crea una conexión más profunda y personal con ellos.
El copal es una resina aromática que se quema en el altar para purificar el ambiente y alejar los malos espíritus.
Su humo crea un puente entre el mundo de los vivos y el de los muertos, facilitando la comunicación con los seres queridos que han partido.
El copal es una ofrenda ancestral que mantiene vivas las raíces indígenas de esta tradición.
La sal es un elemento purificador y protector en el altar de muertos. Se coloca para evitar que las almas se corrompan durante su visita al mundo de los vivos.
Además, la sal simboliza la continuidad y la preservación de la vida, asegurando que las almas encuentren el camino de regreso a su morada eterna.
El altar de muertos de siete niveles es una fusión de múltiples tradiciones, incluye creencias cristianas.
Se cree que es el número de escalones necesarios para llegar al cielo; mientras que también se asocia con el dogma mexica del Mictlán, aludiendo a que siete niveles representan siete de las 9 etapas del Mictlán.
Nivel 1: Se coloca una imagen del santo al que se le rinda credo.
Nivel 2: Se dedica a las ánimas del purgatorio.
Nivel 3: Se coloca sal para hacer alusión a la purificación de las almas de los niños del purgatorio.
Nivel 4: Se ofrece pan a las almas que acuden de visita a la ofrenda.
Nivel 5: Se recibe a los muertos con sus alimentos preferidos.
Nivel 6: Deben colocarse fotografías para recordar a quienes ya no están.
Nivel 7: Se coloca una cruz hecha de semillas o frutas.
Ya sabes todo sobre los elementos de la ofrenda. Ahora imagínala adornando cada rincón de tu nueva casa o departamento de Hogares Unión, creando un espacio lleno de tradición.
Es el momento perfecto para honrar a quienes amamos en un lugar que también comienza a formar nuevos recuerdos.